domingo, 29 de diciembre de 2013

De medicina a adicción.....??

Cajita de fumador.

Útiles para fumar opio. Japón, siglo XIX. Galería y Museo Russell-Cotes, 


Desde el siglo XVII, el uso medicinal del opio en Europa se extendió y dio paso al hábito, ya fuese bebido o fumado
El médico galés John Jones, en Cómo revelar los misterios del opio (1700), habla de los beneficios esta sustancia: «A menudo el opio quita el dolor mediante la distracción y la relajación provocadas por el placer y su incompatibilidad con el dolor»; «previene y quita la pesadumbre, el miedo, las angustias, el mal genio y el desasosiego»; ha hecho a «millones» de consumidores «más serenos y al mismo tiempo aptos para la administración de sus negocios». 

Pipa para opio


La pipa típica es una caña hueca de bambú o de ébano, de 40 a 60 cm de largo, con su cazuela.


Lo recomienda contra la gota, la hidropesía, el catarro, el asma, la disentería, el cólera, el sarampión,

la viruela, los cólicos y otras dolencias. Reduce los vómitos, mitiga el hambre, alivia los dolores menstruales y las convulsiones, y –además de efectos afrodisíacos– provoca «el crecimiento del pene, del pecho y un aumento de la leche». Jones también previene sobre los peligros de un uso prolongado: «Un estado de abotargamiento, apatía y pesantez, como el de los borrachos crónicos, excepto cuando se está bajo el influjo del opio», lo que es imputable a quienes lo emplean «sin prudencia».

Lámpara
Usada para cocer el opio en la aguja y, después, calentar la cazuela de la pipa para inhalarlo.




Los elogiosos términos en los que se expresa Jones reflejan el entusiasmo de los médicos de su tiempo por las múltiples virtudes del opio, el jugo de la adormidera, que provienen de su principal ingrediente activo: la morfina. Ésta alivia el dolor, dulcifica los espasmos, reduce la fiebre e induce al sueño; como analgésico, produce euforia y amortigua la tensión y la ansiedad. También suprime la tos, estriñe al inhibir los jugos gástricos, retarda la respiración y dilata los vasos sanguíneos de la piel.


Pero realmente el opio se utilizaba sólo como medicina o llegó a ser más bien una droga para algunxs?

El opio generaba la adicción de sus consumidores, y a veces las supuestas enfermedades que curaba no eran sino un pretexto para tomarlo, como en el caso del poeta inglés Coleridge. Del opio atraía su capacidad para aplacar la ansiedad y los nervios, así como de estimular las ensoñaciones, lo que hizo que recurrieran a él multitud de artistas
y escritores. Uno de ellos, Thomas de Quincey, dejó el testimonio de su experiencia enConfesiones de un inglés comedor de opio (1821): «Mientras el vino desordena las facultades mentales, el opio (si se toma de manera apropiada) introduce en ellas el orden, la legislación y la armonía más exquisitos. [...] el hombre que está borracho o que tiende a la borrachera favorece la supremacía de la parte meramente humana, y a menudo brutal, de su naturaleza, mientras el comedor de opio siente que en él predomina la parte más divina de su naturaleza; los efectos morales se encuentran en un estado de límpida serenidad y sobre todas las cosas se dilata la gran luz del entendimiento majestuoso». Más abajo en la escala social, la capacidad del opio para reducir las aflicciones proporcionaba a los trabajadores de las zonas industriales de Gran Bretaña un alivio temporal a las agotadoras jornadas en talleres y en minas.
Fuente. National Geographic 

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